viernes, 27 de abril de 2007

Sucesos de Mayo III. Carta de Benito Pabón, exiliado del POUM

El tercer texto de nuestro especial del 70º Aniversario de los Sucesos de Mayo en Barcelona, no relata los hecho en sí, pero es una declaración de la persecución hacia los poumistas, antecedente y comienzo de la estrategia del PCE y la Cheka en la Guerra Civil Española.

"Es muy difícil para quien parte tan activa tomó, como me sucede, en los acontecimientos de España desde el 19 de julio, romper sin esfuerzo supremo todas las ligaduras afectivas, nacidas a través de esta actuación. Había puesto en ella tal dosis de cordialidad que hasta el momento -¡caso raro!- tenía la seguridad de no haberme creado un solo enemigo. He repetido hasta la saciedad, en todas mis conversaciones con las diferentes organizaciones antifascistas, en todas las reuniones y en todos mis discursos, que estaba firmemente convencido de que una lealtad mutua, una unidad de acción y de objetivo eran lo único que podría darnos la victoria...
Sin embargo -he aquí lo extremadamente doloroso-, el afán de hegemonía de ciertos sectores y destacadísimamente del comunista, ha hecho que donde se debió llegar a una armonía y compenetración perfectas, sólo existían odios, desavenencias y luchas sordas e intestinas que acabarán por dar al traste, ayudados por notorios errores de gobierno, con la capacidad de resistencia de nuestra retaguardia.
El hecho es que, a causa en gran parte de la ayuda real y efectiva dada por Rusia a la guerra, el partido comunista gobierna hoy como le place los destinos de la España republicana. Si no va más lejos en la destrucción de los demás grupos políticos es solamente porque, por el momento, esto no le parece deseable ni ventajoso. En efecto, todavía debe mantener ciertas apariencias, tanto en España como en el extranjero.
Y esta hegemonía del Partido Comunista supone, y los hechos de demuestran, la implantación de los métodos políticos característicos de Rusia. La desaparición y asesinato de Nin fue un síntoma alarmante y trágico. La organización comunista, con la complicidad de sectores de la Dirección general de Seguridad, burlando la buena fe del señor Zugazagoitia -tan buen periodista como detestable ministro de la Gobernación-, lo secuestró y asesinó. Y no bastándole con esto, inventó el burdo cuento, muy apropiado para niños o idiotas, de haber sido arrebatado a la policía por una organización fascista, con la que el ex-secretario de la Internacional Sindical Roja -según ellos, estaba de perfecto acuerdo. Lanzados por este camino, los secuestros se repiten y poniendo empeño en acabar con todos los que no se someten a sus propósitos, los comunistas usan no ya sólo la violencia, sino lo que aún es más repugnante: de todos los resortes que Maquiavelo pudiera soñar como empleados contra los enemigos de los dueños del poder. La vida, la libertad y la honra, el prestigio de cualquiera por muy alto que esté, no merece el menor respeto. A diestro y siniestro, falsificando si es preciso documentos e inventando historias, lanzan las excomuniones calificando de traidores o de espías a los hombres de más clara historia revolucionaria[...]
He tomado mi decisión, pero antes de alejarme de España he creído un deber dar estas explicaciones. No fue el menor motivo, en mis dudas sobre el retorno a Valencia, el afán de defender a los compañeros de ustedes, militantes del POUM, sometidos al más injusto y absurdo de los procesos. no fue la menor entre las razones que me hicieron dudar. Si estuviese convencido de que quedarme en España daría algunas garantías a vuestros camaradas, no habría dudado en quedarme, incluso contra mis propios intereses. Desgraciadamente he de confesarles que conociendo a fondo la situación, todo mi esfuerzo, es decir, todo lo que se me había de permitir, lo considero inútil y lleno de riesgos.
Recientemente, en la España antifascista se ha adoptado una teoría más abracadabrante que todas las que hubiésemos creído posibles durante el período más despótico de la monarquía. Es la teoría de que un abogado que defiende una causa puede, por esa sola razón, ser acusado de complicidad con los actos de que son acusados sus clientes. Esa ha sido, en efecto, la explicación dada para la detención y encarcelamiento de algunos abogados bien conocidos. La prensa comunista formula claramente la opinión de que, siendo yo el abogado del POUM, era por tanto un traidor, un espía y un amigo de Franco, como se acusaba de serlo a mis clientes. En semejante atmósfera, en la que las calumnias son inventadas y las falsedades establecidas de un día para otro, ¿podéis decirme que garantías podía tener de que mi papel de abogado defensor no se habría trocado en el de acusado, sin ninguna posibilidad de defenderme contra todas las calumnias que hubiesen querido descargar sobre mi cabeza?[...]
Desde aquí y desde cualquier lugar fuera de España, estoy dispuesto a ayudaros informando sobre los verdaderos hechos de este proceso. He abandonado todo, me voy completamente desilusionado. Yo descargo mi corazón ante vosotros, lleno de tristeza por haber abandonado un país en el que he trabajado con lealtad para tratar de remediar, en la medida de mis fuerzas, las injusticias de las que sufre nuestro pueblo" (Carta de Benito Pabón a la comisión ejecutiva clandestina del POUM). En La révolution prolétarienne (París, nº263, 25/1/1938) John Mac Govern

1 comentario:

Paco Zugasti dijo...

Interesante y revelador documento que ignoraba siquiera que existiera. Gracias por su difusión. Solo una precisión, Benito Pabón no era del POUM sino del Partido Sindicalista y abogado de numerosos represaliados de la CNT durante la República. Fue diputado, junto con Ángel Pestaña, por el Partido Sindicalista en las elecciones generales de febrero de 1936 y Secretario General del Consejo de Aragón durante la Guerra.